Es indudable que vivimos “tiempos revueltos”, por no decir preocupantes. El embarrado escenario mundial evoluciona a un ritmo vertiginoso, y quizás, algo en lo que no estamos poniendo atención es en la decadencia de esta sociedad del SXXI. La sociedad del contacto humano está desapareciendo, desde la pasada Pandemia originada por un virus del que aún nos estamos preguntando el motivo de su origen y procedencia, hemos desconectado cada vez más de lo real para diluirnos en lo virtual, en un mundo paralelo que nos capta sin escrúpulos a través de nuestros dispositivos móviles. Vivimos atrapados en una red donde todo es accesible a golpe de movimiento digital y reconocimiento facial, y donde el contacto humano, la cordialidad y la cortesía ya no están. No hace falta irse muy lejos, cualquier transporte público que se precie, nos muestra el grado de conexión del ser humano a la pantalla rápida y una atención constante a cantidades ingentes de información de las que no tenemos capacidad de analizar y digerir.
Un lugar que no necesita de atención consciente y que nos sitúa en un mundo paralelo al que podríamos considerar como una especie de “nube virtual egoica”. Ya nada importa, la palabra ha dejado de tener valor, nos adentramos en el delicado terreno de no adquirir responsabilidades básicas y lo que creo que es peor, desplazamos a todos aquellos que nos intentan devolver al sitio, especialmente a nuestros mayores conscientes, que observan temerosos la falta de compromiso e integridad, que está llevando a nuestra sociedad a un lugar hasta ahora desconocido, donde el aumento de la violencia, los suicidios y la ansiedad, potenciados por una pérdida de poder adquisitivo sin precedentes, se establecen de manera sibilina en nuestro día a día.
Atiéndeme ahora con atención, si esto te está pasando y te sientes identificado con lo que aquí describo, hay esperanza. Empieza por desconectarte poco a poco de esa nube egoica para volver a conectarte contigo, permanece en la consciencia, es decir, la capacidad de estar presente en el aquí y ahora, lo que, con el trabajo disciplinado sobre una mirada a tu interior de manera bondadosa, te devolverá poco a poco al mundo real, al mundo de las emociones reales, de las sensaciones básicas y de la comunicación efectiva con tu entorno, a tu mundo, que es el único lugar donde tienes cabida de una manera sana para tí. Hazme ese favor, desconectate de lo virtual para conectarte contigo.
