Cada vez es más frecuente ver cómo grandes empresas, importan procedimientos, procesos y modelos de gestión basados en los protocolos que las principales Fuerzas Armadas de nuestro entorno más próximo desarrollan, no solamente en las operaciones y conflictos en el exterior, si no en los modelos de gestión administrativa que les permiten tener a sus fuerzas preparadas y adiestradas para cualquier vicisitud para los que pueden ser requeridos dentro de este entorno mundial cada vez más complejo. Tanto los procesos, como los propios equipos de trabajo encargados de ponerlos en práctica, añaden un gran valor a las nuevas corporaciones que deciden utilizar estas técnicas, ayudándoles a ser más eficientes y a conseguir sus objetivos comerciales.
Principios castrenses que son perfectamente atribuibles a las organizaciones eficientes, y que pueden servir como punto de partida en el camino a la excelencia de la organización. Estos que te presento a continuación son algunos de los más destacados dentro de cualquiera de las Fuerzas Armadas de nuestro ámbito: la definición de los objetivos a medio y largo plazo, para determinar el propósito de, en este caso, la empresa y sus directivos; la unidad de esfuerzo, derivado de la anterior y que permite que todos los departamentos de la organización avancen hacia un objetivo común, bien conocido y por encima de todo, bien asimilado por todos los miembros de la empresa; la sencillez requiriendo procesos y objetivos alcanzables y simples; la flexibilidad de todos los miembros de la organización para adaptarse a las situaciones más variopintas; la iniciativa de los líderes o responsables de los departamentos para gestionar las situaciones de estancamiento; la economía de medios entendida como el uso del menor número de recursos para conseguir los mejores resultados; y finalmente la continuidad para actuar en los procesos con constancia y sin interrupción.
Grandes empresas como Amazon, Airbus, Thales,..etc, acogen entre su personal a veteranos profesionales llegados de las entidades militares que les ayudan a implantar los procedimientos y procesos de mayor beneficio para la producción ayudados de los principios mencionados en este artículo, así como a aportar y difundir reconocidos valores de las instituciones castrenses, como son la disciplina, la lealtad, la abnegación, el compañerismo y el afán de superación entre otros. Desgraciadamente, por motivos derivados de ideas políticas obsoletas, creo que España aún sigue estando un paso por detrás en el reconocimiento y valoración de este tipo de profesionales, que en países como los Francia y Estados Unidos, donde gozan del reconocimiento y la confianza de las más innovadoras corporaciones. Aún así, estoy seguro de que cada vez en mayor medida, las empresas españolas irán adoptando, no solo las tecnologías, sino también la colaboración con el personal proveniente de unas Fuerzas Armadas, cuyo legado en el resto del mundo, ha sido siempre considerado y reconocido de manera relevante y admirable.