¿Has tenido alguna vez problemas con algún compañero de trabajo? ¿no soportas a tu jefe? ¿estas liderando algún equipo y hay alguien dentro con el que no compaginas en absoluto? Estoy seguro de que la respuesta es sí, y debo de decirte que si aun no te ha pasado, te pasará. Es lógico que haya personas con las que no estes de acuerdo en sus formas, sus decisiones o su manera de hacer las cosas. La armonía absoluta permanente no existe, ahora bien, se pueden mejorar las relaciones siempre empezando desde ti.
Como siempre el trabajo está dentro, así que empieza por ver que es lo que te hace reaccionar de esa persona y pregúntate con sinceridad, si parte de las cosas que hace no son también formas de comportamiento que tu en algún momento reproduces hacia los demás. Este es el primer paso, ver que todo lo que me molesta del otro tiene parte en mí, no hay nada que hacer con esto, es decir, simplemente con el hecho de reconocerlo y aceptarlo estás avanzando mucho más de lo que crees. Pero este es un trabajo que requiere de un alto grado de consciencia, y es cierto que en ocasiones el malestar es tan alto que se debes tomar decisiones más drásticas, se trata ahora de poner límites.
Cuando esa persona esté por encima de ti en el escalafón de la organización, mi recomendación es que pienses en un cambio de trabajo drástico, y se que da miedo, pero si ese lugar no está siendo sano para ti debes de salir, dar el paso y confiar. Por otro lado, si se trata de un compañero de equipo, el cual está en el mismo nivel que tú, no reacciones, no confrontes y céntrate en tu trabajo, la distancia, la ignorancia y centrarte y focalizarte en tu labor ayudará a que las interacciones se disipen con el tiempo, necesitarás de mucha confianza en el proceso y de paciencia, pero tarde o temprano la vida dispondrá otro formato para ti desde el que puedas seguir disfrutando de las sanas relaciones en el trabajo y de una tranquilidad mayor.
Por último, si esa persona es subordinada a ti, y es miembro de tu equipo, debes siempre en primer lugar serle honesta, abrirle tu despacho y decirle que es lo que no te gusta de su “hacer”. Dale la oportunidad de explicarse, escúchala y siempre en frío valora la decisión que tomes, puede pasar por un cambio de puesto, una breve explicación de como te gustaría que hiciera las cosas entendiendo siempre que la “única persona a la que tienes la posibilidad de cambiar es a TI”, o bien, una decisión que si esta tomada desde un lugar donde pretendes cuidarte y sobre todo, cuidar de la salud de tu organización, será un limite consciente, que será prescindir de sus servicios. En resumen, escúchate a ti primero, después escucha a la persona y en frío, pon los límites que consideres necesarios desde un lugar constructivo para tu equipo u organización. Confía en el proceso, pero sobre todo confía en ti.